La alta prevalencia de diabetes en Chile (9,4%) y los costos de salud asociados a las personas que la padecen, constituyen un problema prioritario para el Ministerio de Salud, que plantea la necesidad de generar estrategias que contribuyan a modificar factores de riesgo, a través de la estimulación de estilos de vidas saludables, aumentar coberturas efectivas de tratamiento a nivel primario de salud, prevención e identificación temprana de complicaciones asociadas y derivación oportuna (MINSAL, 2010). Sin embargo, el manejo del paciente diabético implica un abordaje multidisciplinario, pues la presentación de la enfermedad, al igual que otras patologías crónicas no transmisibles, se inicia desde un estado asintomático, progresando luego a manifestaciones clínicas, posterior deterioro de la funcionalidad y la consecuente aparición de discapacidad.
La persona puede desarrollar complicaciones graves y, en muchos casos termina ocasionando la muerte (MINSAL, 2011). En el ámbito intrahospitalario, según Rojas et al. (2011) la diabetes mellitus es una comorbilidad frecuente en los pacientes, presentándose en alrededor del 25% de los casos. Complicaciones como hiperglicemias o hipoglicemias se asocian a un aumento de la morbimortalidad, tiempo de estadías y costos en salud.
En relación al manejo del paciente diabético hospitalizado, se plantean como pilares fundamentales la prevención de las complicaciones y la adecuada elección de las terapias aplicadas en el manejo. Para el logro de esto, es importante que los profesionales de la salud, que entregan cuidados a estos pacientes, cuenten con competencias para brindar este cuidado. Por lo tanto, la atención por parte de personal adecuadamente capacitado, permite lograr una entrega de cuidados más oportunos, seguros y de calidad, contribuyendo a disminuir gastos en salud y días de hospitalización.