Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo, 466 millones de personas padecen de una pérdida auditiva, mientras que en Chile 715.000 personas tienen discapacidad con algún grado de pérdida de audición, de estos, 179.268 tienen una sordera total.
La lengua de señas es la lengua oficial de las personas sordas, existe una para cada territorio y en Chile, es llamada Lengua de Señas Chilena (LSCH), la cual está respaldada por la Ley 21.303, la cual la define como “natural, originaria y patrimonio intangible de las personas sordas, así como también el elemento esencial de su cultura e identidad individual y colectiva”.
Teniendo en cuenta estos datos, podemos apreciar la importancia que tiene que las personas sordas en Chile, pueden comunicarse de forma adecuada, no solo con su familia y círculo cercano, sino también en el día a día, cuando deben enfrentarse al mundo que está hecho para personas oyentes.
Es por esto que actualmente, el saber Lengua de Señas es un acto hacía los demás, donde se busca que las personas con algún grado de discapacidad auditiva, tengan acceso a la información de forma eficaz en la cotidianidad. De esta forma, es fundamental que la Lengua de Señas Chilena sea normalizada y se pueda difundir lo máximo posible, logrando que la comunidad sorda tenga cada vez más oportunidades y posibilidades de poder comunicarse con los demás, ya sea en una situación de ocio o cuando se hacen trámites.
La lengua de señas no solo es importante desde una perspectiva de inclusión, sino también desde el trabajo. El Estado de Chile, en la Ley 21.303, reconoce y se obliga a promover, respetar y hacer respetar los derechos culturales y lingüísticos de las personas sordas, por lo tanto, se debe asegurar el acceso al lenguaje de señas en servicios públicos y privados, educación, mercado laboral, salud y otros ámbitos de la vida.
Las personas oyentes tienen un rol fundamental en la inclusión y este es aprender, ya que no podemos pretender que las personas sordas solo se comuniquen con su entorno cercano, sino que también es responsabilidad nuestra ser inclusivos, estudiando la Lengua de Señas Chilena para utilizarla en nuestro día a día, ya sea con nuestro entorno familiar, de amistades o en el trabajo.
Podemos afirmar que aprender la Lengua de Señas Chilena es empatizar con la comunidad sorda chilena, ya que es una forma de construir un puente con ellos, para que se pueda realizar el acto comunicativo de forma efectiva.
Para que más personas puedan llegar a la Lengua de Señas, es necesario concientizar a los demás, de la importancia que tiene que ciertos lugares como empresas grandes, centros de salud o bancos hayan personas que sepan Lengua de Señas Chilena, enseñando como esto puede ayudar a romper barreras y permite que las personas sordas puedan comunicarse de forma expedita con el resto de la sociedad.
Al conocer la Lengua de Señas Chilena, nos hace empatizar con las personas sordas y formar un compromiso con la inclusión, donde buscamos incluir a la comunidad sorda de Chile, en nuestro círculo, ya se a la hora de sociabilizar en un momento familiar o de amistad, pero también en nuestro trabajo.
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