En un contexto de alta competitividad, baja en la demanda de bienes y servicios y clientes altamente empoderados y con amplio acceso a información respecto de las alternativas disponibles para satisfacer sus necesidades y deseos, el ejercicio de la acción de ventas ha adquerido significativos grados de mayor complejidad que demandan el desarrollo de nuevas competencias orientadas a eficientar el desempeño tanto de supervisores como de agentes comerciales.
Por lo mismo, el establecer nuevas formas de interacción y relacionamiento con nuestros mercados meta, comprendiendo el quehacer comercial desde una perspectiva generadora de valor tanto para el cliente como para el agente de venta, resulta indispensable para abordar con mayores perspectivas de éxito el ejercicio de las acciones destinadas a desarrollar relaciones rentables y perdurables con los clientes en el tiempo.